Me desconozco pero tengo memoria

Me desconozco pero tengo memoria
de Leandro Airaldo
Vera Vera Teatro, calle Vera 108
Viernes de septiembre, 21 hs.
Sábados de octubre y noviembre, 21 hs.

por Rubén Sacchi

Salí del teatro con un blues en mi cabeza. Se trataba de Un blues para Adelina, que compusiera Edelmiro Molinari en 1973 para su grupo, Color Humano. La letra reza: "Y lo peor de todo es que yo también
me siento ambiguo, mama,/ porque sólo palos y besos puedo dar"
, y se condice maravillosamente con la historia. Es que Verónica narra sucesos que parecen claros, pero permanentemente escamotea datos y oculta circunstancias que no permiten garantizar que lo que acontece sea sólo eso. Detrás del relato de la muchacha flota una atmósfera densa y el espectador termina suponiendo infinitas tramas.


Me desconozco pero tengo memoria cuenta la historia de una muchacha que amanece en un bar, tan perdido en la nada como el pueblo que lo contiene. Allí cuenta, a quien quiera oirla, una sórdida historia que incluye toda la opresión y tedio que puede contener la vida pueblerina: una historia familiar machista y un mandato difícil de romper.
La obra tiene dos puntos fuertes fundamentales: el libro y la actuación. El primero es un trabajo preciso, donde el microcosmos, lo pequeño, es cuidado y, más que formar parte del contexto, le da sentido a lo grueso, integra el conflicto. La expresa indeterminación de algunas señales (la protagonista aparentemente llega al bar, pero está descalza y sus zapatos están desparramados por el piso; el llanto del padre que no está al teléfono pero es oído) generan un clima de incertidumbre donde las más dispares conjeturas son válidas.
La representación es excelente, muy buen manejo de la escena y las tensiones en un cuadro estático, donde el interés se vuelve difícil de sostener y queda en manos de un monólogo que incluye sutiles movimientos, precisos y bien aplicados para que el hilo mágico que lo une al público se mantenga tenso pero no se corte.
Otro acierto es el sonido directo y real, la escasa intervención de fuentes que se encuentren fuera de la vista, proporcionando una idea de vacuidad, como si se tratara de un bar fantasma y sólo Verónica viera a sus habitués.
El resto del equipo acompaña adecuadamente la pieza, mostrando un cuidado trabajo en vestuario, escenografía y luces.


Elenco:
Verónica: Sol Rodríguez Seoane


Equipo:

Vestuario: Mary Lopez
Escenografía: Miguel Nigro
Realización de objetos y utilería: Eugenio Fernández Beltrán, Franco Marful, Damián Vargas y Enrique Norberto
Iluminación: Luciana Giacobbe
Diseño: Nadia Estebanez
Música, sonidos en escena: Leandro Airaldo, Sol Rodriguez Seoane
Asistencia, producción y fotografía: Nadia Estebanez
Dramaturgia y dirección: Leandro Airaldo

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