Matate, amor

Matate, amor
Ariana Harwicz
Paradiso Ediciones, 2012
Novela, 112 pp.

por Rubén Sacchi

En La vida nueva, el Premio Nobel turco Orhan Pamuk cuenta la historia de dos jóvenes, unidos por un extraño libro, que recorren el país en ómnibus, esperanzados en sufrir accidentes de tránsito. Por su parte, el cineasta canadiense David Cronenberg describe, en su film Crash, la obsesión de un grupo de muchachos por estrellar sus coches y resultar heridos en ese trance. Esos dos antecedentes vinieron a mi memoria al leer la novela de Ariana Harwicz, una historia de autodestrucción, y locura.
“...el sol que calienta la palma de mi mano me dio la impresión de llevar un cuchillo con el que iba a desangrarme de un corte ágil en la yugular”. Este comienzo marca la conducta constante de la protagonista, que pareciera llegar a ese punto debido a la insatisfacción permanente de su vida, que no alcanza a mitigarse con una familia, ni con el paisaje bucólico que la rodea. Tampoco el pequeño bebé de ambos le produce la ternura que contrarreste la violencia que la invade. En ese contexto sólo el sexo, como algo instintivo y animal, puede sosegarla.
Una pluma excelente que trabaja de maravillas el diálogo interior y la psicología de los personajes.

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