La plaza del Diamante

La plaza del Diamante
de Mercè Rodoreda
Versión de Joan Ollè
Tadrón Teatro
Niceto Vega 4802, CABA
Sábados, 21:30 hs.


por Eva De Bartolo


Una mujer sentada en un banco de plaza, sencillamente vestida, con la bolsa del mercado a su lado, comienza a contar una parte de su vida de manera franca y espontánea, con palabras simples, como si estuviera hablando con una amiga. Va desgranando su historia desde la juventud, cuando conociera a su futuro marido, Quimet, hasta el momento en que nos habla, en el marco de una España en la que, al decir del investigador Diego Luis Forte, "la iglesia católica monopolizaba la cultura y la educación y a las mujeres se les enseñaba nada más a ser perfectas amas de casa y madres". (Revista Lilith N° 5).
Natalia, bautizada Colometa por Quimet, atraviesa la época de la república y la guerra, y la posguerra cruel del franquismo, mirando todo desde la retaguardia en la que debe quedarse para cuidar de la casa y los hijos, tratando de salvar la vida sorteando los bombardeos y el hambre, en medio de una terrible soledad que en más de una ocasión, la lleva a buscar soluciones desesperadas. Y mientras España comienza a sumirse en la noche y tinieblas del fascismo, inversamente Natalia, con la sencillez de muchacha de su casa que aun mantiene, crece en la lucha cotidiana de la supervivencia y el dolor.
Una excelente Fernanda Pérez Bodria transita esta vida de Natalia de manera simple y contenida pero no por ello menos emocionante, ya que justamente en esto radica la fuerza del personaje, y la actriz que lo compone mantiene en todo momento la energía subyacente a pesar de su aparente ingenuidad. Ella sola, durante 60 minutos, apenas levantándose alguna vez del banco de la plaza en los picos de mayor dramatismo, sostiene la obra en la que se revela la evolución de esta joven a mujer no solo por razones externas sino también por su propia pulsión de vida.
La puesta es minimalista y correcta para no distraer la atención de la protagonista. Buenos los trabajos de luces y vestuario, que contribuyen a que el producto final sea muy bueno y altamente recomendable.


Actuación: Fernanda Pérez Bodria

Dirección: Diego Demarchi
Asistencia de dirección: Angy Jaume
Música original: Natalia Sordi
Escenografía: Fernando Lancellotti
Luces: Eduardo Pérez Winter y Adrián Grimozzi
Gráfica y fotografía: Paula Perrier
Traducción: Celina Alegre y Pere Rovira

Hijos del carnaval


Hijos del carnaval
Inmaduros
Producción independiente, 2009
por Rubén Sacchi

Los Inmaduros maduraron; cerraron 2009 con un disco bien trabajado y un arte de tapa de los mejores.
El quinteto de Floresta nos ofrece una nueva docena de temas formando con la estructura básica más la incorporación de diversos instrumentos a cargo de destacados invitados.
El line-up actual de la banda es: Fernando "Fercho" Bertuccio (voz y armónica); Pablo "Pali" Bertuccio (bajo y coros); Alberto "Beto" Grammatico (guitarras); Diego Crespo (guitarras y coros) y Federico Rozado (batería).
Invitados:
Mikail Bognnani (Percusión y Derbake); Luciano “Lucho” García (Percusión en 4, 5, 9 y 11 – Trombón en 9 y 11); Adrián Franco Sabella (Saxo tenor); Mauro Ostinelli (Saxo alto y tenor); Alejandro Clemente (pianos y hammonds): Mariano “Colo” Parvex (Pianos, hammonds y programaciones – Arreglos de cuerdas en 4); Gustavo Lozano (Piano en 6); Mariana Cañardo (Violines); Martín Morales (Guitarra acústica en 8); Gustavo Garelli (Voz en 5); Federico Giuliani Cella (Bandoneón en 8); Asbel Barrios Fulquet (Batería de murga en 8); Matías Martofel (Platillos de murga en 8); Murga “La Rara Ira” (voces y coros en 8) y Bruno Ferreccio (Arreglos y dirección de voces de murga)

Penas higiénicas


Penas higiénicas
Paula Yende
Ediciones llantodemudo, 2008
Poesía, 48 pp.

por Rubén Sacchi

Cuando el lector toma este libro, piensa que su título alude al poema que más gusta a la autora. Grande será su desilusión al terminar el volumen y comprobar que no existe tal. ¿Qué son, entonces, las Penas higiénicas? La respuesta es: todos los poemas.
Una secuencia de versos desclasificados, que no entran en moldes precisos, nos sumergen en un mundo de alcohol y de tristeza. Un entramado laberíntico del cual pareciera difícil salir ileso, ya que aquí Teseo y el Minotauro son las dos caras de una misma moneda.
La maestra del autostop, como la llama su prologuista, Iván Wielikosielek, sin embargo, busca desesperadamente el hilo que la conduzca a la salida, lo hace a través de su contacto cotidiano con los niños, en su rol de maestra y, por las noches, entre las cadencias de la música brasilera y el folk de Leonard Cohen.
En ese ámbito ocurre su proceso de creación, en el que las figuras tiernas rompen en cataratas desesperadas, aulla su poesía y lava su alma. Este rito la purifica y le da fuerzas para enfrentar cada verso, donde otra vez hallará la tristeza. Y pese a escribir “la fe es una cosa absurda” seguirá, como fanático penitente, buscando su salvación en la poesía.

La ojera de las vanidades


La ojera de las vanidades
Norma Etcheverry
Ediciones Hespérides, 2009
Poesía, 64 pp.

por Rubén Sacchi

Desde el principio, el poemario de Norma Etcheverry se autodefine, se intuye al leer: “buscar se parece a nada/ pero buscar siempre es mejor/ que morir de sed”. Versos que definen un estilo inquisidor de su yo más profundo y ese aparente sinsentido, esa búsqueda perenne es, ni más ni menos, la utopía.
En un juego de palabras emparenta la hoguera con la ojera. En la pira ficcional de nuestros días, arden arrogancias que son nada si ni siquiera encontramos el sentido de la vida. La poeta lo busca, aunque sospeche que la empresa está condenada al fracaso; detiene los instantes para dejar avanzar el tiempo mas no el espacio, ese donde el ser querido aún estaba a su lado.
El poeta Sergio Rigazio, escribió: “Hoy, hay que partir de una lengua enferma, oxidada de recitar de memoria un alfabeto desarticulado y desprovisto de vida. Y por más que se le retuerce el pescuezo, por más que se le abre el vientre como a un pescado, ‘sucede casi siempre decir lo que no se siente’”. Eso, quizás, es lo que sintió la poeta, la vanidad de un lenguaje anquilosado que debe refundarse, para echar algo de luz sobre la existencia.

Los cobardes locos


Los cobardes locos
Darío Di Giambatista
Editorial Vinciguerra, 1999
Poesía, 96 pp.

por Rubén Sacchi

Este libro llega tardíamente a mis manos, como demorados ­llega­ron sus poemas a integrarlo, ya que reúne una vasta producción que va desde el año 82 al 98. Sin ­embargo, contiene piezas conmovedoras y logradas, como los otros dos títu­los que publicara anteriormente el autor.
Di Giambatista es un poeta que supo foguearse en la generación subte, la que nos dio muchos ­grandes nombres olvidados de las grandes empresas del ámbito editor. Sus trabajos son hondos y com­prometidos, cargados de esperanza y contundencia, símbolos de toda una generación que batalló con la palabra.
El presente trabajo reúne sus tres últimos libros inéditos Los cobardes locos, Las ciudades del tú solo y La conquista del cielo.
Síntesis de su estilo, es el poema La conquista del cielo: “Hay quienes en la inmovilidad / del miedo / no hacen otra cosa que taparse los ojos. // En cambio / los imitadores de pájaros que no temen / caer al suelo / saben que la ­muerte no existe y viven”.

Huésped huésped


Huésped huésped
Candelaria Sáenz Valiente
Tren en Movimiento, 2010
Cuento, 160 pp.

por Rubén Sacchi

El crítico y escritor Enrique Pezzoni decía: “para posibilitar que se publique lo mejor de la producción literaria, una editorial está obligada, también, a publicar porquerías”.
Esta aseveración, cuestionable por cierto, tiene muchos puntos de vista y costados de análisis, sin embargo, hay sellos que empiezan bien desde su primer libro, es el caso de Acuático, de Tren en Movimiento Ediciones.
Los relatos contenidos en Huésped Huésped son tan particulares como su crea­dora, cantante de la banda polaca Paristetris, país que junto al nuestro la alberga indistintamente.
No hay una técnica directriz en los textos, puede haber finales anticipados desde las primeras líneas, donde lo importante son la densidad del desarrollo y el trabajo sobre los personajes, como también tramas con infinitas posibilidades de desenlace sin indicios de su resolución.
De tanto en tanto aparecen microrrelatos, titulados Interludio, que son escenas casi cinematográficas -otra de las pasiones de la autora- podría decirse que son pequeñas tomas que atrapan un momento determinado y lo resuelven en historia.
En resumen, un libro tan curioso como interesante que vale la pena leer.

Convivencia

Convivencia
de Juan Guiraud
El Club del Trapecista
Ferrari 252, Villa Crespo, CABA.
Sábados: 22 hs, domingos: 20:30 hs.

por Rubén Sacchi

Afuera, el cielo ruge y se ilumina de múltiples venas fulgurantes. Dentro, el largo pasillo conduce a un amplio salón que nos recuerda la protectora carpa de un circo. Arneses, trapecios y sogas son el marco indispensable para el escaso decorado: un sofá y algunos almohadones. La música de cumbia da fondo a un curioso ballet, a través del que se van presentando los personajes que compartirán la Convivencia.
El ser humano es, en alguna medida, como las ratas, cuando el espacio escasea las peleas por mantenerlo pueden llegar a ser mortales. En la obra, cada objeto y lugar va siendo motivo de apropiación y conflicto, pero ésto se expone de manera singular: a través de malabares y acrobacia.
Convivencia es el esquema elegido por el director para exhibir la destreza de los actores circenses, integrantes de la Compañía Impulso y nada mejor que haber elegido para la puesta el ámbito del Club del Trapecista.
Cada protagonista tiene su momento de gloria que será, ya en el trapecio, una hamaca paraguaya, haciendo jumping, jugando a bailar en el vacío en un mástil o una tela que se pierde en las alturas o construyendo castillos humanos.
Todos derrochan audacia y precisión, fuerza y elegancia pero, y sobre todo, confianza, en ellos y en su partenaire, requisito indispensable cuando de desafía la ley de gravedad.
Un espectáculo delicioso, que hace reflexionar sobre lo difíciles que suelen ser las relaciones humanas, aunque por momentos nos proyecte, en su maravilla, a ese tiempo dulce que pasábamos bajo la carpa de un circo.

Elenco:

Pablo Descoubes
Pablo Morizio
Clara Parada
Luciano Ranieri
Agustín Scallan Syemons
Andrea Schulte

Equipo:

Dirección: Juan Guiraud
Asistencia de dirección: Andrea Schulte
Música original: David Martínez
Coreografía: Julieta Salz
Edición video: Lihuen Desauto
Cámaras: Martín Pimentel
Fotos: Diego Mares, Jesús Guiraud
Técnica: Agustín Scallan Syemons, Pablo Descoubes
Prensa: Blablabla – Difusión de espectáculos

Podemos ganar!


Podemos ganar!
Río Rojo
Razón y Revolución, 2010

por Rubén Sacchi

Segundo volumen de lo que el grupo denomina “música piquetera”. Más maduro pero siempre interesante, con invitados de lujo como Bernardo Baraj, Ramón Aiub y Jorge Cutello.
Con un estilo ecléctico, que a veces remite a la Bersuit Vergarabat, ofrecen una veintena de temas con variada instrumentación, que incluye flauta traversa y percusión con fuerte presencia.
En este trabajo, Río Rojo musicaliza poemas de escritores argentinos (algunos desaparecidos), también latinoamericanos, soviéticos y europeos, como Paco Urondo, Juan Gelman, Nicolás Guillén, Rafael Alberti, Álvaro Yunque, Nicanor Parra, Roberto Santoro y Jorge Boccanera.
Río Rojo son: Juan Tabas (piano, teclados, voces y dirección) y Gustavo Lischi (voz principal y arreglos vocales). Invitados: Alcides Núñez (Guitarra eléctrica y española), Matías Díaz (Bajo eléctrico), Abel Giménez (Batería, bombo con platillo, cajón peruano, cuerda de tambores y voces), Zelmar Garín (Batería), Luciano Rosini (Voces), Damián Alterman (Guitarra española) y Paula Marzano (Voces y flauta traversa).

El romance del Aniceto y otros cuentos


El romance del Aniceto y otros cuentos
Zuhair Jury
Grupo Editor Mil Botellas, 2010
Cuento, 128 pp.
por Rubén Sacchi

“Los gallos se apartaron temblando. Bajo el pico del colorado corrió la sangre caliente sobre las plumas resecas. Amagó y cargó de nuevo en un atropellar desordenado hasta que el cenizo le volvió a hundir el espolón debajo del pico y un borbotón de sangre le salió a ronquidos”.
Pequeña muestra de la prosa cruel de Zuhair Jury; el párrafo es de El romance del Aniceto y da nombre a un libro de historias tan despiadadas como atrapantes.
Sus personajes son seres trágicos. Sus vidas no anticipan un final feliz y su camino es un descenso, lento e inexorable, a alguno de los infiernos que habitan la pobreza y el desamparo.
Se podría decir que Jury aborda distintos temas, cuando en verdad son matices de una misma geografía y una única idea: la supervivencia, tomada desde su lado más animal. Una mirada sobre lo que puede llegar a hacer el hombre cuando la desesperación y la brutalidad se dan cita.
Estos cuentos duros, pintan frescos suburbanos de manera impecable, donde las carencias son el común denominador, pero donde también tienen lugar los sueños.

ylumynarya


ylumynarya
Julián Axat
Libros de la Talita Dorada, 2008
Poesía, 68 pp.
por Rubén Sacchi

En la carrera cinematográfica se enseñan cuestiones de la física referentes a la luz. Entre ellas, que lo que vemos no son los objetos, sino la luz que reflejan.
Ese punto de la ciencia lleva directamente a la filosofía, donde cabe preguntarse ¿los objetos son en sí mismos o existen en función de la luz? Bajo ese interrogante, podemos concluír que todo lo que no lleva luz a nuestros ojos no existe.
En esa línea de pensamiento, bien se podría aseverar, entonces, que un desaparecido no existe pero, sin embargo, su presencia se siente como algo enorme sobre nuestras vidas.
Esta disyuntiva y esa carga es la que arrastran los versos de Julián Axat a través de un lenguaje libre de esquemas y ataduras, pero encadenado a una historia que deja entrever a cada instante,
como un fantasma insoluble.
De fina factura, logra referir el dolor de su lírica bellamente, aunque no la despoja de una rabia que, expuesta de manera eficaz, le da fuerzas y, a la vez, una buena dosis de crudeza.
La parábola cierra con Julio López y sentencia que “el terror puede cortar el espacio y el tiempo de tal forma/ que el cuerpo y la voz -a distancia- coincidan/ coronados en un sueño demasiado real”.

Armar un cuento


Armar un cuento
Liliana Díaz Mindurry y Laura Massolo
Ediciones Ruinas Circulares, 2009
Tratado, 220 pp.

por Rubén Sacchi

Desde hace bastante tiempo, acentuada por la proliferación de blogs y sitios de Internet gratuitos, apareció una legión de gente aficionada a las letras. Tal vez ya existieran, pero logran hoy la visibilidad que toda obra intelectual necesita para trascender.
Obviamente, no todos los trabajos gozan de alguna valía, dicho esto -y no tanto- con la subjetividad del caso, pero también un buen porcentaje ofrece cosas sumamente interesantes.
Una de sus principales falencias es la carencia de conocimientos en la materia. La falta de lectura y práctica de la escritura, más la ausencia de la crítica y autocrítica necesarias son la dominante.
Dentro de ese panorama, es de celebrar la aparición de este tratado que, si bien se acota al cuento, es extensible a otros géneros narrativos.
Sin la rigidez y pretensiones de un programa de gobierno, intenta dar pautas a tener en cuenta durante el proceso creativo, además de servir de orientación a talleristas que se inicien en el oficio.
Buena iniciativa de estas dos notables escritoras que agregan como apéndice final cuentos propios, evidenciando que, más allá de los matices del género, ellas saben cómo abordarlo.

Las sirvientas

Las sirvientas
de Jean Genet
Teatro: Puerta Roja
Lavalle 3636, Capital
Viernes,21 00 hs.
Duración: 65 minutos


por Rubén Sacchi


Ellas echan a rodar el azar en los dados, profanan el cuarto de la señora ausente. Lo que no dejan librado a la suerte es la cantidad de gotas de veneno que van a utilizar: diez, no menos porque pueden no alcanzar, ni más, que la hagan vomitar. Planean eliminar a su ama. Y el juego va a gobernar la obra, ya que practican un cambio constante de roles, donde nada es lo que parece ni nadie podría afirmar una identidad.
Si bien el parlamento plantea un status decimonónico y soberbio, la escena recrea un ambiente carcelario, pobre y sucio, donde los protagonistas manejan las jerarquías propias de una prisión y desarrollan sus relaciones en una atmósfera incestuosa y cargada de los opuestos amor-odio.
La disputa por el poder (real e imaginario) que asumen puede traducirse como un odio de clase que adquiere ribetes cuasi sagrados cuando, en un pacto mortal, ambas hermanas comparten la mordida de una manzana.
La puesta es muy interesante, ya que provoca en el espectador un permanente trabajo mental y lo obliga a reubicar los roles en función de la situación. El distanciamiento brechtiano, propuesto desde una suerte de caja china, aporta en esa dirección representando una obra dentro de otra y sugiriendo que todo puede ser mentira.
Las actuaciones son excelentes, evidenciando una minuciosa preparación. Buen trabajo de luces y sonido completan esta singular pieza, muestra cabal de lo que puede lograr el teatro independiente.


Elenco
Clara: José Postorivo
Solange: Fernando Schor
La Señora: Hernán Crida


Equipo
Dirección: Nora Goldberg
Asistente de dirección: Natalia Gatabria
Diseño de escenografía: Alejandro Sklar
Diseño y realización de vestuario: Laura Poletti
Composición Musical: Jorge Sad
Diseño de iluminación: Víctor Carreira
Prensa: Octavia Comunicación y Gestión Cultural
Promoción: En clave escénico