La religión surrealista


La religión surrealista
Ensayo
Georges Bataille
Las Cuarenta, 2008. 148 pp.

Por Rubén Sacchi

“Los revolucionarios rusos se preguntaron si eran auténticos revolucionarios: lo fueron. Los surrealistas sabían que no podían ser auténticamente Rimbaud, y estaban seguros de estar tan lejos de la revolución como Rimbaud”. Con esta sentencia lapidaria Georges Bataille echa por tierra la idea de que, en tanto vanguardia, el surrealismo fue una avanzada en un proceso de revolución literaria. Claro que, aunque fundamente sus dichos mediante análisis profundos, no exentos de alguna motivación personal, no tiene la última palabra. Intelectuales que han cambiado la forma de mirar –y por tanto ver- el mundo piensan lo contrario. Aldo Pellegrini, en la Introducción a la Antología de la poesía surrealista lo define como “un movimiento cuya importancia en la evolución de la cultura de este siglo se admite ya como fundamental”. Pintores como Xul Solar o René Magritte son fuertes argumentos oponibles a los de este francés, ex seminarista, que compartió reuniones y tragos con André Bretón, Louis Aragón y el mismísimo Antonín Artaud.
Como sea, no son muchos los ejemplares que abordan el tema y pueden encontrarse en nuestras librerías. Esta cuidada edición incluye tres conferencias del escritor (odiaba que lo llamaran filósofo), que desarrolló en París, durante los dos años inmediatamente anteriores a la publicación de La parte maldita. En ellas no evita polemizar acerca de Sade, el surrealismo, el erotismo y la religión, entre otros temas.
En el terreno de las ideas todo es materia de discusión y nada puede darse por sentado. Las verdades pierden su absolutismo. Bien lo define el autor: “quien tiene una vida mediocre no puede juzgar; cree juzgar la vida y lo único que juzga es su insuficiencia”.

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